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Todo
tu tiempo es libre |
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Välparaíso
In(TER)venciones |
Curadores
José Roca, Jorge Diez y Paulina Varas |
2010 |
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Introducción |
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Tamara
Stuby presenta dos proyectos complementarios en torno al espacio
público y el tiempo. En el primero, plantea la realización
de una pequeña plaza flotante, ubicada en medio de la bahía.
Impactada por descripciones del proceso casi evolutivo con
el cual la ciudad va ganando terreno al mar, se le ocurrió
sugerir un caso donde el mar hubiera ganado un pequeño pedazo
de terreno. La inclusión de una plaza también significa considerar
a la bahía como una extensión de la trama urbana: un espacio
de trabajo, de tránsito y de propiedad privada, donde el espacio
público existe como una excepción. Este fuerte contraste con
el imaginario que normalmente asociamos con el mar nace de
la reflexión de la artista acerca de la realidad de un puerto
privatizado. La pieza en sí está articulada con los íconos
clásicos de una plaza: hay dos bancos, un árbol, un tacho
de basura y un artefacto de alumbrado, instalados arriba de
una plataforma flotante. En cada banco, hay un letrero pintado:
"Todo tu tiempo es libre," cuyo ambigüedad oscila entre una
expresión subversiva frente a los mandatos del mundo capitalista
y una suerte de instructivo respecto al uso de los espacios
públicos. Desdobla así la concepción del espacio público para
incluir la noción del tiempo, enfrentando el tiempo libre
de uno (privado) versus el tiempo que pertenece, de alguna
manera, a la participación de uno dentro de una estructura
social (público). |
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El segundo
proyecto (no realizado como consecuencia del terremoto) se
basaba en otra frase, "Si el tiempo no fuera dinero, no podrías
desperdiciarlo," esta vez ubicada en la antigua Bolsa de Valparaíso.
La institución que mejor representa el tráfico de valores
es, hoy por hoy, un espacio público ocupado por gente que
pasa su tiempo libre ahí. Enormes pizarrones que antes registraban
la dinámica actividad de compra y venta cubren las paredes,
ahora desplazados a formar parte de la decoración de fondo
por los monitores que hoy se ocupan de su función. Stuby plantea
activar los pizarrones viejos con su frase, escribiéndola
con tiza reiteradamente hasta llenarlos, como algún tipo de
castigo, estrategia de memorización o autoayuda. Después del
acto de escribir, la frase repetida permanecería como
un comentario mudo acerca del valor del tiempo y de la libertad.
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